Mi talismán de Juan de Dios Peza


Mi talismán


  Con los primeros dientes de María
finos, menudos, blancos y brillantes,
me han hecho un prendedor que no daría
por otro igual en perlas y diamantes.

  A joya tan humilde como grata
emblema de mis íntimas ternuras,
la juzgo si la llevo en la corbata
el talismán de todas mis venturas.

  Nada me importa que a ninguno cuadre
ver cuánto estimo deleznables huesos:
Son de una boca que al decirme padre
cura mis penas con sus castos besos.

  Son de una boca diminuta y bella
más que las rosas fresca y encendida,
basta la miel que se desborda en ella
para endulzar las horas de mi vida.

  Otros busquen tesoros como Creso;
Yo que no espero ni ambiciono tanto,
 perlas busco en la boca cuyo beso
es para mí el más puro y el más santo.

  Hay quien de cada piedra forme un mito,
quien dé culto de Febo a la luz pura,
y quien fabrique un templo de granito
para dar a un monarca sepultura.

  Y yo incrusto del oro en la dureza
estos carbunclos de materia humana,
que envueltos en aliento de pureza
Dios engarzó sobre caliente grana.

  Cuando llame a las puertas del olvido,
llevarme quiero a la mansión sombría
este alfiler humilde, revestido,
con los primeros dientes de María.



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Poesía publicada en "Cantos del Hogar" en 1900 en la Ciudad de México por la Libraría de la Viuda de c. Bouret.

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